Google Trends predijo la victoria electoral de AMLO

El aplastante triunfo en las urnas de Andrés Manuel López Obrador no fue sorpresivo para aquellos que analizamos su popularidad desde finales del 2017. Sin embargo, la constatación de este fenómeno socio-digital plantea nuevas interrogantes para los mexicanos.

Por Eduardo Portas

12 de julio del 2018, Huixquilucan, México.- Tal como adelantamos en diciembre, el índice de popularidad de Google Trends demostró ser un número clave para prever la sustancial victoria de Andrés Manuel López Obrador en la carrera presidencial de México. El tabasqueño obtuvo el 53% de todos los votos, poco más de 30 millones, para amarrar un giro a la izquierda en la política mexicana.

Cientos (¿miles?) de columnas se han escrito desde el 1 de julio sobre las causas de la victoria de López Obrador. Los analistas coinciden en que los mexicanos, hartos de la corrupción del sistema político manejado por el “PRIAN“, la violencia y la desigualdad, votaron por un cambio de fondo, dándole a Morena, el partido de AMLO, amplio margen de acción en el Congreso. Lo mismo sucedió con los gobiernos estatales: los candidatos de AMLO ganaron en cinco de las nueve entidades posibles. En resumidas cuentas, los próximos tres años, cuando menos, serán de un absoluto dominio de Morena, de acuerdo con los últimos resultados electorales. Al menos por ese periodo, López Obrador tendrá un margen de acción considerable, lo que será determinante para las elecciones intermedias siguientes, con la novedad de que ahora los legisladores podrán ser reelectos, incluso, en el proceso de 2024, y los senadores hasta por 12 años. A esa posibilidad de reelección hay que añadir la de las alcaldías, que, en algunos casos, como en el Estado de México, algunos ediles ya fueron reelectos en el proceso del 2018.

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GoogleTrends-GráficaCompleta
Tal como documentamos en este espacio durante toda la campaña presidencial, López Obrador (azul) nunca se vio amenazado por los otros tres candidatos. Meade y Anaya terminaron en empate, aunque el panista sacó poco menos de 6 puntos porcentuales de ventaja al no-priista postulado por el PRI. La gráfica muestra los resultados del 1 de enero al 30 de junio del 2018,

Si bien Google Trends se convirtió en una herramienta valiosa para todos los científicos sociales, cumpliendo el sueño de predecir el futuro que viene cuando menos desde la Ilustración del siglo XVIII, dejó algunos hallazgos preocupantes:

  • En México, la popularidad de una figura confiere poder político. Cada vez con mayor regularidad, los espacios políticos son ocupados por mexicanos que amasaron puntos de reconocimiento gracias a su carreras como deportistas o artistas. Morena, en particular, aprovechó muy bien ese fenómeno en 2018.
  • En la era del internet, la notoriedad de una figura pública que tiene aspiraciones políticas rara vez va acompañada de un alto nivel formativo.
  • Las herramientas digitales se han convertido en excelentes instrumentos para extender el mensaje de aquellos que saben sacarles provecho. Ya lo habíamos visto con las redes sociales, pero ahora se comprobó con Google Trends, sistema que mide no solo lo que se publica en tiempo real, sino aquellas informaciones almacenadas en URLs y que ganan “clics” a mediano y largo plazo.
  • En política, no basta tener las mejores propuestas, sino desmantelar al oponente con el uso preciso de los medios digitales de información para ganar espacio en los diarios impresos del día siguiente. AMLO hizo esto toda la pre-pre-campaña, la pre-campaña, y la campaña. En el ajedrez mediático, el tabasqueño destrozó a Meade y a Anaya gracias a su constante presencia en los medios. Sentó la agenda.
  • A medida que las promesas de campaña generan mayor ruido, el candidato se ve beneficiado, siempre y cuando esas promesas vayan en contra del régimen establecido. No se trata de ser populista porque sí, sino ir contra el sistema para legitimar una posición clara en los medios. Esa fue la diferencia entre AMLO y El Bronco. Los dos hicieron propuestas demagógicas y populistas, pero solo uno, AMLO, se colocó claramente en el espectro anti-sistémico de forma clara. Si Peña Nieto decía “A”, el otro decía “B”. Si Meade decía “C”, el ganador dijo “D”.
  • Si se quiere ser Presidente de este país, hay que construirse una imagen digital fuerte que apasione tanto a seguidores como opositores. El punto medio y racional (Meade), será ignorado. Las confrontaciones entre candidatos no resultan en votos, y mucho menos cuando uno de los candidatos pertenece al gobierno en turno. Si algo quedó en esta elección es que nunca se debe luchar por el segundo lugar y apelar a la racionalidad de los electores para que, con su mejor juicio, elijan al candidato, al final de la contienda, a la opción “mejor preparada y con las mejores propuestas”. La elección mexicana debe quedar como un caso de estudio al respecto por el estrepitoso fracaso estratégico del equipo de Meade.
  • La intelectualidad, o al menos una parte de ella, debe ser convencida de la viabilidad del proyecto. Pasó con Fox, pasó con Peña Nieto, y ahora pasó con AMLO. Una buena cantidad de intelectuales difundió sus ideas en diversas plataformas digitales, lo que aumentó el volumen de notoriedad de AMLO en el mismo Google Trends.
  • El aspirante presidencial debe, necesariamente, participar en redes sociales y otras plataformas, como YouTube, de forma honesta, sin fines propagandísticas. De nuevo, López Obrador aprovechó esto de forma muy superior a todos los demás candidatos, quienes siempre usaron estas herramientas como librerías para acumular los odiosos spots de campaña. Además de YouTube, claro, también se pueden colocar videos de distinta longitud en Twitter e Instagram.

Corolario: si se combinan esas variables, es muy posible que la candidatura sea lo suficientemente fuerte para competir por el cargo en cuestión. La popularidad ante todo. Ahí están los primeros avisos de la cantante Belinda, quien le debe mucho dinero al fisco mexicano y súbitamente se ha colocado como una importante “backer” del gobierno de López Obrador (cantó en su cierre de campaña en el Azteca), en vista de sus recientes mensajes a favor de la igualdad social. La popularidad entonces, se debe conseguir de cualquier forma y a toda costa. Las redes sociales son solo el primer paso. Se deben saturar los canales de medios tradicionales para cerrar el círculo a nivel nacional, no basta acaparar la atención local. Los flamazos digitales deben llegar a calentar los diarios del día siguiente, los cuales a su vez calentarán a los medios electrónicos de la mañana y así hasta conseguir un nuevo flamazo en la República del Enojo y de los Bits.

Es decir, a medida que se es más popular, es más fácil colocar a una figura pública en un encargo distinto al que originalmente se tenía previsto. El más reciente ejemplo lo dio el mismo López Obrador, quien delegó a Marcelo Ebrard la cartera de Relaciones Exteriores en lugar de a Héctor Vasconcelos, quien tenía un perfil natural para la misma y fue presentado en la campaña de López Obrador de esa manera. Sin embargo, por razones políticas y de popularidad, Ebrard ocupará ese cargo (dicen que por la edad de Vasconcelos, aunque eso no parece importar en otros cargos del equipo de AMLO).

Esto no es nada nuevo en a política mexicana, claro, simplemente se ha acelerado con el uso que las figuras públicas–y las que aspiran a serlo–dan a sus plataformas digitales.

¿Google Trends también predijo los resultados en las elecciones estatales del 2018?

No en todos los casos. Aquí Google Trends tiene un problema. Queda claro que los índices de conectividad en México aún no son suficientes como para medir el interés popular en regiones con poco densidad urbana. Pero no solo eso, se hace más difícil aún cuando esos estados no cuentan con una industria periodística robusta que documente todo aquello que dicen y hacen las figuras públicas.

A decir de los resultados de esta investigación, dos estados sí cumplen con esos requisitos y un tercero debe estudiarse a mayor detalle:

Yucatán, Ciudad de México y Tabasco, el cual requiere mayor análisis

En los dos primeros se cumplió a la perfección el paradigma de popularidad de Google Trends, como se revela en las gráficas que se muestran abajo. Tómese en cuenta que la medición de los nueve estados en donde hubo elecciones para gobernador se realizó del 1 de enero al 30 de junio del 2018, exactamente igual que el rango medido en la elección presidencial mostrado en la primera gráfica de esta entrada.

De Tabasco solo atinó la tendencia general, pero no el aplastante resultado en las urnas a favor del candidato de Morena. Más detalles abajo.

La tendencia digital en la Ciudad de México favoreció a la candidata de Morena y ganó en las urnas:

CDMX
La candidata de Morena (amarillo) sacó una ligera ventaja de un punto a la candidata del frente PAN-PRD-MC Alejandra Barrales (azul) en las tendencias de Google Trends, replicando el resultado final en las urnas: 47% vs Barrales 31%. En un lejano tercer lugar quedó Mikel Arriola (rojo).

Lo mismo pasó en Yucatán. El candidato del PAN ganó ligeramente al del PRI. La competencia fue sumamente cerrada, dado que el panista ganó por menos del  3 por cierto al del Revolucionario Institucional. Aquí la gráfica.

Yucatan-Topico-SiCumple-Local
Mauricio Vila (azul) sacó una ligerísima ventaja a Mauricio Sahuí (rojo) en las tendencias de Google Trends, tal como pasó en las urnas. Joaquín Díaz quedó en muy lejano tercer lugar.

Y ahora el caso de Tabasco. Como se puede ver, Google Trends sí dio a una ligerísima ventaja a Adán López, de Morena, pero no resultó certero en la aplastante victoria que sacó el 1 de julio, la más clara de todo el país: 61.45%. El segundo lugar, Gerardo Gaudiano, del PRD, logró 19.35% de los votos. ¿Por que el volumen tan bajo de búsquedas? Postulo que por los problemas de conectividad que ha tenido ese estado durante todo el 2018. Aquí la gráfica:

Tabasco-SoloTopic-Local-NoCumple
La ligera ventaja digital del candidato de Moreno no coincidió con la aplastante victoria que tuvo en las urnas, la cual también fue adelantada por prácticamente todas las casas encuestadoras.

Nota metodológica: Cuando hice las búsquedas de los candidatos que obtuvieron más votos en las recientes elecciones estatales, Google Trends solo predijo de forma “limpia” en Yucatán y Ciudad de México. Me explico: en esos estados hice la búsqueda con los mismos parámetros que usé en la campaña presidencial, es decir, bajo la opción “topic“, la cual agrupa a todas las posibles búsquedas sobre un tema que los personas digitan en Google. El mejor ejemplo es el ganador presidencial: cuando se le busca como peje, PG, AMLO, Lopitos, López Obrador, el sistema manda a las informaciones que hablan de Andrés Manuel López Obrador. La opción menos preferente en Google Trends se llama “search term”, en donde no se utilizan los algoritmos de Google que agrupan los resultados de búsquedas contextuales. Este segundo es algo así como un volumen “bruto” de esa búsqueda en particular, lo cual hace el trabajo de comparación casi imposible. En pocas palabras, la mejor opción siempre será “topic”, la cual siempre aparece en Google Trends como algún cargo u ocupación de la persona que se busca. Meade, por ejemplo, se ve como “Former Secretary of Finance and Public Credit” en dicho sistema, Anaya, como “Mexican Lawyer”. Cuando no existe dicha búsqueda por “topic”, Google considera que no existe el volumen de búsquedas suficientes y simplemente le asigna “search term”. Nótese que en los dos estados de predicción “limpia” la búsqueda se hizo a nivel local. Para mantener la misma pureza en la búsqueda lo mismo se hizo en los estados en donde Google Trends no atinó o dio en resultado parcial. Como vemos abajo.

Los estados que Google Trends atinó “a medias”

En este grupo se incluye a Puebla y Morelos, dos entidades en donde no resultó la búsqueda por “tópico”, pero sí la búsqueda por “search term”. En el segundo caso, solo se encontró el resultado cuando se expandió la búsqueda a todo México. Solo en Morelos, los resultados fueron concluyentes, un caso similar a Puebla, en donde el volumen de búsqueda fue sumamente reducido pero sí atinó a la ganadora de la elección.

 

Morelos-SoloSearch-SoloNacional-NoCumpleLocal
El claro ganador fue Cuauhtémoc Blanco (línea azul), sumamente popular en la prensa nacional.

 

Puebla-SoloSearch-Local
En Puebla, el algoritmo sí atinó que ganaría Martha Érika Alonso, pero el volumen de búsqueda fue sumamente bajo, lo que hace difícil afirmar con certeza la validez de los datos de Google.

Los estados en donde Google Trends no atinó

Aquí se incluyen cuatro estados: Chiapas, Veracruz, Guanajuato y Jalisco. En los primeros dos, a pesar de que los candidatos sí aparecieron en la opción “topic”, demostrando que sí tenían el volumen suficiente de búsquedas en Google en su estado, el sistema no logró acertar al ganador de la elección. En Chiapas predijo que el ganador sería Roberto Albores (PRI) y resultó Rutilio Escandón (Morena) por una considerable ventaja. En Veracruz, el sistema arrojó que el ganador sería Miguel Ángel Yunes (PAN) y al final fue Cuitláhuac García (Morena), aunque por apenas unos puntos: 44.02% vs 38.39%. Eso sí, Google Trends adelantó que la competencia sería muy cerrada, como muestra la gráfica:

Veracruz-SoloTopic-NoCumple
La diferencia en el mundo digital y el mundo real fue pequeña.

Y ahora Chiapas, en donde no hubo coincidencias entre lo registrado por Google y el resultado de la elección:

Chiapas-Local-Novalido

Finalmente tenemos los casos de Guanajuato y Jalisco, en donde, por razones que desconozco, el sistema de Google no pudo detectar el volumen de búsquedas alrededor de los políticos que lanzaron su candidatura y de plano no atinó a los ganadores. Primer el caso de Jalisco, en donde Enrique Alfaro (Movimiento Ciudadano), ganó de manera convincente, pero eso no se vio reflejado ni de forma local o nacional en Google Trends.

Jalisco-NoValido-SoloSearch
Según Google, el candidato Miguel Castro (PRI) tenía la mayor popularidad. Al final quedó en un muy lejano tercer lugar, con apenas 16% de los votos. Alfaro obtuvo más del 39% y apenas aparece en la gráfica (azul).

Finalmente presento el caso de Guanajuato, en donde el panista Diego Sinhué Rodríguez (PAN) obtuvo más del 49% de la votación, el doble del segundo lugar (Ricardo Sheffield, de Morena), pero Google no registra ni a nivel local ni a nivel nacional esa tendencia, como vemos en la última gráfica de este texto:

Guanajuato-NoValido-SoloSearch(NohayTopicDelGanador)
El volumen de búsqueda de los candidatos de Guanajuato, tanto a nivel local como nacional, fue mínimo, lo que amerita un estudio completo por separado.

Algunas conclusiones

Si bien Google Trends dio en el clavo a los resultados de cinco gubernaturas y la elección presidencial si se toma el índice de popularidad como parámetro de medición, no es un sustituto para otras técnicas tradicionales de medición de notoriedad o intención de voto. Las encuestas siguen llevando la mano y se combinan con otras técnicas cualitativas de información, resultan sumamente precisas.

Dicho eso, Google Trends se ha convertido en una ventana difícil de ignorar para todos aquellos que se dedican a la predicción electoral. Al menos en la elección presidencial mexicana, es difícil pasar por alto su utilidad. Como escribí en la revista R de Reforma hace unos meses, Enrique Peña Nieto también fue el ganador de la elección presidencial y obtuvo mayor puntaje de notoriedad que todos los otros candidatos en la elección del 2012. Se tendrán que hacer otros cruces con elecciones presidenciales de otros países para sustentar la valía general del sistema.

Comentarios políticos finales: los resultados del 1 de julio son una especie de “Regreso al futuro” o “Eterno retorno” para los mexicanos. La gigantesca votación a favor Morena nos lleva a una situación parecida a la que se vivió durante la posrevolución, en donde diversos líderes carismáticos, particularmente Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, sentaron las bases del régimen priista. Si bien Lázaro Cárdenas fue el que colocó las tildes sobre las íes al sistema priista, no debemos olvidar que el partido se forma justamente para evitar el disenso de los años inmediatos posteriores a la lucha armada revolucionaria. Toda diferencia debería negociarse al interior del partido. Ahora, con AMLO, queda claro que estamos viviendo una reedición política del ambiente posrevolucionario: no hay izquierda o derecha, solo existen aquellos que están a favor o contra de las “Fuerzas del Progreso”. ¿Ese discurso justificará todo como sucedió en esa convulsa época? Espero que no. Hay que recordar, por ejemplo, que durante décadas, el PAN y otros partidos ajenos al régimen fueron tachados como “reaccionarios”, “mochos”, “conservadores”, “anarquistas”, y “contestatarios”. El partido hegemónico tenía la verdad absoluta y de esa forma controlaba hasta el último resquicio de la vida pública de México. El control se desmoronó al paso de los años, pero costó sangre, sudor y lágrimas.

Nos vemos pronto.

Todos los derechos reservados. Eduardo Portas 2018. Cualquier reproducción de este texto queda prohibido por las leyes de Derecho de Autor. Si quiere hacer uso de un extracto de este texto, por favor contacte a @EduPortas.

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EduPortas

Historiador y periodista. Doy clases en la Ibero y la Anáhuac. Me gustan los peces.

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