Hasta el momento solo dos candidatos presidenciales han entendido que un relato tiene mayor peso específico en la mente del elector que las propuestas de campaña. A estas alturas de la elección, el que más puede aprovecharlo es el panista Ricardo Anaya.
11 de junio del 2018.- No se trata de razones, sino de emociones. El proceso federal mexicano del 2018, como afirme hace unos días en este espacio, será un referéndum social, no político. ¿A qué me refiero con esto? Al desplazamiento que han tenido las plataformas electorales, ahora sustituidas por la empatía o antipatía que produce un político. Así sucedió en Estados Unidos en 2018 y así sucederá en México el 1 de julio.
Esa es la razón por la que José Antonio Meade no ha conectado con el electorado. Nadie duda que sea el mejor preparado, el más sensato y el más experimentado de los cuatro candidatos. Pero no ha contado una sola historia de su carrera presidencial desde que inició este proceso a finales del 2017. Simplemente “llegó” por neo-dedazo. Es tal la carencia de historias alrededor del candidato que en los últimos spots radiales se escucha por más tiempo a una voz femenina que le hace una cascada de preguntas que al propio candidato. Eso nunca es una buena señal. Pero el equipo de Meade lo debe saber desde hace varios meses. Ante esa desconexión, lo que les ha quedado hacer es exponerlo lo menos posible, tanto a él como a su pasado en la administración priista. Es, en pocas palabras, el reto máximo al que se enfrenta cualquier publicista: vender un producto esencialmente igual que el anterior, pero en un nuevo envase, y tratar de convencer a la gente de que, a pesar de la larguísima historia de fallas, en esta ocasión sí les resolverá sus problemas. Una labor titánica por donde se vea.
Anaya y López Obrador no tienen ese problema. De hecho, López Obrador lleva construyendo su historia por lo menos 18 años. En un relato de esperanza, algo que siempre vende bien. El relato es similar a todas aquellas películas en donde el desvalido llega en primer lugar a pesar de todas las trabas colocadas por sus adversarios. Una historia así siempre será altamente emotiva y capaz de mover a las masas. Siempre. AMLO lo sabe muy bien y por eso ha empujado su relato con enemigos fácilmente identificables. Aquellos que conocen la semiótica actancial de Julien Greimas lo entenderán claramente. Para este autor, los “resortes narrativos” deben ocupar espacios claramente definidos para que la historia sea comprensible. De ahí que todos los discursos efectivos compartidos por la humanidad pueden ser analizados a través de” ejes”: el de la comunicación (destinador-destinatario), el de la oposición-ayuda (La Mafia del Poder vs. El Pueblo) y el del deseo (ganar la presidencia). Alguien en el equipo de AMLO conoce bien este esquema actancial del teórico Greimas y lo ha explotado al máximo. Su discurso es altamente atractivo para una buena parte de los mexicanos.
Pero el equipo de Anaya parece también haber leído al famoso estructuralismo francés. Los dos video-ataques lanzados contra él le han permitido seguir en boca de los medios. La respuesta oficial del propio candidato tiene más de 23 millones de visitas al momento de redactar estas líneas, como se ve arriba, muchas más que los videos que aparecieron como hongos cuando el material fue filtrado a los medios el pasado jueves 7 de junio.
La pregunta entonces es obligada. ¿Quién quiere destruir al candidato panista y por qué? La respuesta que ha dado el propio agraviado es el Gobierno federal del presidente Peña Nieto, a quien Anaya ha dicho en sendas ocasiones que meterá a la cárcel de ganar la elección presidencial. La última, de hecho, en su visita del 5 de junio a la Ibero, en donde también se apropió de las reformas de energía, educativa y de telecomunicaciones de EPN, además de atacar al gobierno federal y a López Obrador. Pero eso no elimina otros posibles actores como grupos afines a López Obrador, grupos afines al ex presidente Felipe Calderón o a Margarita Zavala, rencillas personales, personas con las que el panista haya trabajado anteriormente y que haya tratado mal, etc. La lista es tan larga como la imaginación de cada persona. Algo es seguro, sin embargo, Ricardo Anaya está peleando por su vida política y personal en esta elección presidencial. Lo está haciendo a todo o nada en vista de sus nulas opciones de quedarse en el país si no gana la elección del 1 de julio, tanto por dividir al PAN como por los ataques personales que ha hecho contra altos personajes de la política mexicana. No hay retorno. Toda proporción guardada, es un caso similar al que vimos en Estados Unidos con Donald Trump, quien supo unificar a la mayor parte de los republicanos solo después de haber ganado la elección presidencial de ese país. Después de eso–solo después de haber conseguido el máximo poder–comenzaron a creer en él. ¿Sucederá lo mismo en México?
Aquel grupo que decidió enfrentar directamente a Anaya debe conocer la vieja máxima de nunca pelearse con alguien más joven y, en caso de hacerlo, solo comenzar dicha pelea si se piensa acabar con la vida del enemigo. Es la ley de la política, pero también la ley de la vida. Creo que Anaya también conoce la naturaleza de sus acciones y las consecuencias de las mismas.
La historia de la lucha de David contra Goliat ha sido integrada por el equipo de Anaya y ahora, a 20 días de la elección presidencial, será aprovechada para cerrar a tambor batiente, algo siempre deseable en este tipo de procesos. Seguramente lo aprovechará en el debate del martes 12 de junio, el tercero y último. En este caso, la historia a contar es la de “resilencia ante la adversidad” y tal como la “esperanza” de López Obrador, es sumamente atractiva para el electorado, quien se debe estar preguntando la razón específica del tiempo y energía dedicados para aplastar al panista. Más allá de las razones de ese ataque (sobornos, corrupción, tráfico de influencias), lo que llama la atención es que el candidato, a pesar de todo, sigue de pie.
Google Trends refleja ese pico de interés en Anaya
Como es natural, Anaya tuvo un aumento considerable de interés a partir del nuevo video escándalo. Como se puede ver, sin embargo, va en paralelo al interés mostrado en López Obrador, que de nuevo apuntala el índice de popularidad del buscador más grande del mundo.
Las búsquedas específicas de cada candidato se ven así:
- AMLO: AMLO vs. Toño Esquinca (y todas las búsquedas relacionadas), cierre de campaña en el Estadio Azteca, supuesta integración de Guillermo Ortiz a su gabinete, llamadas contra AMLO a celulares y teléfonos fijos, supuesto pacto AMLO-Peña Nieto
- Meade: cierre de campaña, “memes queso puerco”, esposa e hijos de Meade. (Esta semana hubo una considerable “contaminación” de aquello buscado de Anaya en los resultados de Meade. Ver abajo)
- Anaya: nuevo video de ricardo anaya, juan barreiro, ricardo anaya tocando la flauta, video escándalo, memes, ricardo anaya en la ibero, jorge ramos (el moderador de la visita que hizo a la Ibero)
- El Bronco: el bronco en la ibero.
Y los puntajes de esta semana ven así:
- AMLO: 76 puntos
- Anaya: 19
- Meade: 11
- El Bronco: 1
Nos vemos pronto.
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